Los de Emery explotaron la lesión de Marcos y una gran parada de Miguel Ángel Moyà para lograr el 1-2 y el 1-3 a la contra.
D. RODRÍGUEZ - El Valencia resolvió su primera visita liguera de la temporada, la de ayer en el Nuevo Zorrilla, como el grande del fútbol europeo que es. Con la combinación exacta de calidad, pegada y astucia, más un poco de suerte, los blanquinegros trenzaron dos acciones fugaces que permitieron a David Villa y Juan Mata poner el 1-3 en el marcador y acabar con la resistencia del cuadro local. Y, además, sin que se hubiera todavía ni el tiempo de descanso.
Lo que apenas debía ser una anécdota, la lesión muscular de Marcos, se convirtió en determinante para el desenlace del duelo por el buen hacer de los de Unai Emery. Estaba el veterano lateral izquierdo pucelano pensando ya en ser sustituido, pues acababa de pedir el cambio, cuando Éver Banega aprovechó su mala ubicación para lanzar un pase largo y dejar a Pablo sólo a su espalda. Apenas unos segundos después, tras subsanar un error defectuoso y cerciorarse de la llegada por el centro del ´7´, el castellonense centraría para que Villa rematarse de primeras y a la red.
El segundo tanto hizo especial daño a los de Mendilibar. No sólo porque vieron como su capitán intentaba cubrir el hueco cojeando y con la mano agarrándose la ingle izquierda —fue reemplazado poco después por César Arzo—, sino porque un minuto antes habían estado cerca de lograr el 2-1. Tras el empate de Nauzet, que se había producido en el 29, Diego Costa culminó una brillante acción individual con un disparo que no pasó muy lejos de la escuadra derecha de la portería de Miguel Ángel Moyà. Esa fue su única oportuni dad de cambiar el signo del duelo.
Igual de imprevisible y mortífero que el del 33 fue el golpe asestado por los valencianistas en los minutos finales del primer tiempo. La secuencia de los hechos se inició con un mano a mano entre el meta blanquinegro y Jonathan Sesma —tras pase de Medunjanin— y concluyó con Mata festejando junto a sus compañeros el 1-3. Entre medio, apenas 30 segundos en los que mallorquín fue capaz de abortar el remate del extremo local y propiciar un contragolpe de libro. Tras un par de rechaces poco contundentes, Miguel sacó la pelota del área, lo que aprovecharon consecutivamente Pablo, Villa y Banega para facilitar la cabalgada que el ´10´ rubricó con un caño a Jacobo.
Hasta el cuarto y último tanto de los de Mestalla, a la vuelta del descanso, llegó a la carrera. Miguel robó el balón en el centro del campo y no dudó en habilitar rápidamente al Guaje, quien, pese a estar en posición algo forzada, batió por abajo al cancerbero local.
FOTO: R. N. CATALUÑA.
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